Bogotá, 7 de agosto de 2019/José Rivera, Comisión Bicentenario Farc/
Son
varias las escuelas para el análisis de la historia, y cada una según sus
métodos nos brinda una interpretación que destaca el aspecto que más le
interesa del hecho histórico, algunos destacan el carácter del individuo, a
partir de la consideración que es el papel de los grandes héroes lo único
importante para que los cambios históricos sean posibles, otros conciben la
historia como una sucesión de anécdotas que pueden asumirse desconectadas unas
de otras. Pero el método científico ha llevado a que el historiador deba asumir
el hecho como parte integral de la vida de las sociedades y por tanto
relacionado de diversas maneras con todas las demás manifestaciones de la vida
de esta.
La
independencia de los países americanos, no es una excepción y su análisis ha
tenido tantas interpretaciones como escuelas de historia existen, la versión más
difundida tiene como personero (entre otros) al Hermano Justo Ramón, de quien
heredamos a través de sus textos escolares una visión esquemática que tiene
como únicos protagonistas a un puñado de generales, y como únicos sucesos
importantes aquellos en los cuales recibieron ellos honores por su
participación directa, esto ha llevado a restar importancia a hechos
determinantes de la gran campaña, quitar protagonismo a otras figuras que
hicieron aportes cruciales para el resultado final y a concluir con
valoraciones equivocadas de algunos sucesos.
Tomare
como ejemplo para ilustrar esta afirmación, la batalla del Pantano de Vargas:
El
conocimiento popular acerca de este evento, se reduce a hechos puntuales:
- Sucedió
el 25 de julio de 1819
- Bolívar
estaba perdiendo la batalla y pidió a Juan José Rondón: ‘‘Coronel, salve usted
la patria’’ Los
patriotas, derrotan a las tropas realistas comandadas por Barreiro y avanzan
hacia el nuevo escenario de combate en el Puente de Boyacá. Los
lanceros llaneros fueron decisivos en esta victoria.
Pero
la mayoría de los elementos del contexto histórico, se pierden en la penumbra,
o quedan prisioneros en los anaqueles de los profesionales investigadores de la
historia, y en algunos casos nos contentamos con el análisis del suceso puntual
realizado por los especialistas en la historia militar, llegando a obtener
conclusiones que distorsionan el hecho histórico.
El
movimiento independentista, si bien fue el escenario que permitió brillar a los
héroes de nuestra independencia, fue ante todo un formidable movimiento de
masas, que involucró a todos los estamentos de la sociedad Americana desde
mediados del siglo XVIII, los movimientos de Túpac Amaru en el virreinato del
Perú, o los Comuneros de el virreinato de la Nueva Granada, fueron golpeados y
sufrieron contundentes derrotas militares pero encontraron continuidad en la
lucha de los pobladores, lo que les permitió constituir una verdadera red que
ante los atropellos de la corona respondió con acciones guerrilleras de
hostigamiento, y defensa ante confrontaciones locales, que además alimentaron
el surgimiento de las unidades del ejército libertador. Las unidades de este
conformadas en Tame bajo la dirección del general Santander, recibieron el
apoyo en materia de inteligencia, logística y reclutamiento, desde regiones de
la cordillera como: Santander, Boyacá, Cundinamarca y Tolima, no es una
casualidad que Policarpa Salabarrieta, enlace de estas unidades con los apoyos
del centro del país, fuese oriunda de la población de Guaduas ubicada en el
valle del rio Magdalena y su muerte sea el resultado de la represión a los
patriotas que se estaban organizando en los llanos orientales. Solo para citar
un ejemplo.
Desde
el norte del Tolima, hasta la Villa del Rosario, en los limites con la
capitanía general de Venezuela, la cordillera oriental era asiento de diversas
conformaciones de luchadores por la independencia que combinaban su actividad
de apoyo a la conformación del ejercito libertador con actividades de
hostigamiento al ejercito realista, cumpliendo labores de propaganda y
agitación que fortalecían las protestas de la población contra las injusticias
cometidas por la corona, e infligiendo al ejercito realista muy vergonzosas
derrotas.
Entre
las guerrillas más destacadas en las décadas del 10 y 20 del siglo XIX, podemos
señalar la guerrilla de la Niebla dirigida por los hermanos Ruiz, que se
movía entre las provincias de Tunja y el Socorro, la guerrilla de los Almeida que operaba en la región norte de
Cundinamarca y bajaba por el Valle de Tensa hasta el piedemonte llanero, la guerrilla de Zapatoca cuyo accionar
alcanzaba hasta las riveras del rio Magdalena, había igualmente guerrillas en
poblaciones como: Oiba, Coromoro, Charalá, Aratoca, Onzaga, Simacota y
particular protagonismo ante la batalla del Pantano de Vargas tiene la guerrilla del Hatillo en cuya existencia
tenían un importante lugar la heroína Antonia
Santos Plata y sus hermanos.
La
llegada de Bolívar a Tame en junio de 1819, poniéndose al frente de la campaña
hacia la Nueva Granada, le da cuerpo a la estrategia de remontar la cordillera,
a fines de junio se inicia el desplazamiento por las difíciles faldas del
paramo de Pisba, en los primeros días de julio el ejercito libertador corona la
subida a las cimas de la cordillera oriental llegando a Sochaviejo el 6 de
julio, los combates se presentan de inmediato, el ejercito libertador sintiendo
el costo de la travesía realizada en un tiempo demasiado breve para la época,
aun sin adaptarse al tremendo cambio climático y habiendo perdido en la
operación cuarenta de sus unidades, necesita un reposo para recomponerse sin
embargo ya el día siete de junio algunas de sus unidades atacan la base
realista de Corrales.
Reciben
el apoyo de la población campesina que los espera con frazadas y ropa adecuada
al clima frio, pero que no tienes las características de la indumentaria
militar, el día 11 se tiene el primer choque con las tropas realistas
comandadas por Barreiro a orillas del rio Gameza, donde tras cinco horas de
combate los patriotas no logran atravesar el rio y los realistas no logran
doblegar las fuerzas patriotas, sobre esta situación señala el general Álvaro
Valencia Tobar en su libro ‘‘el Ser Guerrero del Libertador’’ ‘‘Bolívar, por su parte, asume desde
el comienzo de las operaciones una resuelta ofensiva. Confía en sí mismo y en la calidad de su ejército, en realidad
equilibrado en cifras pero en inferioridad
de armas y equipo. Para él, como para su contendor, la capital de la
Nueva granada es el objetivo señalado, y, para obtener su codiciada posesión,
ha de atacar’’.
Bolívar,
da las órdenes pertinentes y destaca al coronel Antonio Morales para que se desplace
con una avanzada al territorio de Charala
con el objetivo de organizar las redes de logística, inteligencia y
reclutamiento, en un territorio fértil para las ideas independistas, donde
lleva varios años combatiendo la guerrilla comandada por Fernando Santos Plata,
Antonia Santos Plata y Fermín Vargas,
la cual envía 800 combatientes a
reforzar el recién llegado ejercito libertador, los cuales fueron acogidos y su
comandante (Fermín Vargas) nombrado teniente el día 23 de julio y como tal al
mando de sus hombres peleó en la batalla del Pantano de Vargas el día 25 en el
recién conformado batallón Voluntarios del Socorro.
En
tanto Barreiro, reclama refuerzos y organiza sus unidades para taponar la ruta
que conduce a Santa Fe, el virrey Sámano le ordena al coronel Lucas González,
quien se encontraba acantonado en la zona del Socorro tratando de sofocar las
actividades de las guerrillas patriotas, trasladarse al área de Tunja para
reforzar las tropas a ordenes de Barreiro
Siendo
la guerrilla de los Santos una de las más activas, el día 12 de julio de 1819
un regimiento de tropa realista ocupa la Hacienda el Hatillo y captura a la
heroína Antonia Santos, quien durante mucho estuvo a cargo de las actividades
logísticas para el sostenimiento de la guerrilla comandada por su hermano
Fernando, los mandos realistas le proponen perdonar su vida a cambio de que se
convierta en delatora, ante la negativa de ella fue condenada a muerte por
crímenes contra la corona el 16 de julio, junto con los héroes Isidro Bravo y
Pascual Becerra siendo fusilados el 28 de julio.
Antes
de iniciar el ascenso de la cordillera oriental, Bolívar, había dado órdenes
precisas a Páez para realizar operaciones contra las tropas realistas en
territorio venezolano para evitar que las tropas bajo el mando del general
Pablo Morillo, quienes se encontraban inactivas debido al crudo invierno que
tenían que tenía prácticamente inundado el territorio de los llanos, esta orden
fue desoída por Páez, pero la labor de las guerrillas extendidas en la
cordillera al lado del valle del Magdalena, jugaron el papel impidiendo que las
tropas realistas abandonaran sus territorios y fueran a reforzar a Barreiro,
las tropas al mando del coronel Lucas González que sumaban 1800 hombres
acudieron al llamamiento de Barreiro, sin alcanzar su objetivo.
Algunos
autores estiman, que en el pantano de Vargas participaron uno dos mil
quinientos soldados patriotas y tres mil ochocientos españoles, seiscientos de
los cuales eran de caballería, otros calculan las tropas patriotas en mil
novecientos soldados y las realistas en mil ochocientos, otros dan cifras
diferentes, aunque no hay acuerdo en el número de combatientes involucrados en
esta batalla, si es evidente que la posibilidad del arribo de las tropas de
Gonzales hubiese consolidado la superioridad numérica del ejercito realista y
cambiado los resultados del combate y por ende de la historia, por esto parece
muy ligera la afirmación de muchos tratadistas militares que califican de error
de Bolívar al haberse comprometido en el combate estando en condiciones
desfavorables por tener una tropa que venía de una marcha muy dura en la que la
naturaleza había causado bajas, el frio hacía estragos en la salud de los
llaneros, y encontrándose en condiciones
de inferioridad de armamentos, pertrechos y logística.
La
presión ante la posibilidad de la llegada de los refuerzos realistas, obliga a
los patriotas a intentar desbordar a Barreiro y dejándole atrás abrirse camino
a Santa Fe, pero el jefe realista descubre la maniobra de intentar pasar por
uno de sus flancos, y decide impedir su paso precisamente en el sitio donde se
libro la batalla el 25 de julio, aunque no le hubieran llegado sus refuerzos
Barreiro se sabe con tropas más frescas y con mayor experiencia y organización
militar, mejor dotación y avituallamiento, lo que representa una ventaja que
sumada a la ubicación geográfica, le hacen sentirse muy seguro de la victoria.
Además su situación en el terreno le permite escoger un escenario que le suma
posibilidades de victoria.
Las primeras acciones de la batalla confirman la superioridad
de las tropas realistas, llevando a Barreiro a afirmar que ni Dios mismo le
quitaría la victoria, cuando el coronel español considera posible dar el golpe
final, ordena que la caballería realista actúe para finiquitar la batalla, pero
el ejercito patriota responde con la carga de los lanceros comandados por Juan
José Rondón, que hasta ese momento estaban en reserva, y su acción cambio el
fiel de la balanza de la batalla, convirtiendo el resultado en el triunfo de
las tropas patriotas.
‘‘….
Por cuanto el general Bolívar temía con fundamento que Barreiro fuera reforzado
por las tropas de Tunja y Santafé, a más del peligro que corría si el español
era auxiliado por tropas venidas de Venezuela, vía Cúcuta’’ señala en el numero
145, del ‘‘Memorial del Estado Mayor’’ del Ejercito de Colombia, fechado en
julio de 1924, el entonces coronel Carlos Cortez Vargas (personaje de muy
ingrata recordación para el pueblo colombiano por su papel en la masacre de las
bananeras) Es entonces evidente que son las circunstancias de tiempo y lugar
las que fuerzan a los patriotas a la batalla, y no un error de Bolívar, quizá
originado en una impaciencia propia del temperamento del Libertador, como lo
deja entrever el general Álvaro Valencia Tovar en su libro, ‘‘El Ser Guerrero
del Libertador’’,
‘‘El
peor enemigo de Bolívar no es Barreiro. Es su propia impaciencia. La
impulsividad que otras veces lo ha
arrojado al choque sin preparación suficiente, confiado en su estrella no
siempre luminosa en la fase táctica del choque, en su voluntad de imponerse, en
la inquebrantable confianza en sí mismo. Así como para Barreiro el enemigo no
es tanto el "ejército de pordioseros" al que se ha referido en
términos tan peyorativos, sino un poco él mismo, su incompetencia militar, su
lentitud para la maniobra, su carencia de inspiración bélica, y un mucho aquel
tremendo combatiente que tiene delante de sí y a quien no ha sabido valorar en
lo que representa la suma de sus condiciones guerreras’’
Pero
al lado de este error, el más común entre nuestros historiadores ha sido el
desconocimiento de la incidencia en los resultados de las grandes batallas, de
la intensa actividad de los cuerpos
guerrilleros conformados por campesinos a lo largo y ancho del territorio
neogranadino. En la batalla participaron como mandos del ejército libertador:
11 oficiales nacidos en territorio de la capitanía general de Venezuela, siete
neogranadinos, un irlandés y un ingles, la tropa integrada principalmente por
neogranadinos, venezolanos y ciento veinte británicos, con la moral de estar
combatiendo para expulsar de su territorio al cruel invasor.
La tropa realista
es comandada por nueve oficiales españoles y un panameño, el segundo al mando,
el coronel Jiménez) y una tropa compuesta por soldados venidos de España,
algunos españoles radicados en América, y un importante número de soldados
reclutados en el territorio granadino, quienes en su mayoría se enlistaron para
dar cumplimiento a las medidas adoptadas por las autoridades peninsulares, pero
que no estaban comprometidos con la causa realista, tanto que el propio
Barreiro confeso en una de sus comunicaciones al virrey Sámano, que mas bien le
inspiraban desconfianza, razón por la cual su moral de combate era uno de los
aspectos los acercaba a la derrota, a pesar de que los aspectos logísticos y de
formación militar los mostraran superiores
al ejercito libertador
El día
28 de julio de 1819 a tres días de la batalla del Pantano de Vargas, en la
plaza del Socorro es fusilada Antonia Santos, la mujer que durante mucho tiempo
enfrentó a los realistas y contribuyó a forjar una considerable parte de los
soldados patriotas que estuvieron presentes uno de los más decisivos combates
de la campaña libertadora, su nombre y el de aquellos que la acompañaron en su
labor y en su sacrificio ha sido cubierto por el polvo del olvido histórico,
pero ese mismo día las fuerza del coronel Antonio Morales acompañado por las
unidades restantes de dichas guerrillas (Coromoro, Charala, el Hatillo) decide
tomarse la población de Charala, deponer a las autoridades españolas y nombrar
como alcalde a don Ramón Santos, sobrino de Antonia Santos quien lee la Proclama por la Libertad, arenga que
sintetiza la voluntad de los patriotas de la región y que en sus renglones
finales dice: ‘‘PROCLAMAMOS LA LIBERTAD
DE CHARALA, OCAMONTE, COROMORO, CINCELADA, RIACHUELO Y ENCINO y juramos ante
Dios y esta magna tierra, dar la vida para defenderla de los déspotas y tiranos
que quieran venir a subyugarnos. Que se oiga en todas las naciones americanas
nuestra voz como la consolidación de un pueblo que se sacrifica por su libertad
y la de sus hermanos. VIVA LA PATRIA LIBRE E INDEPENDIENTE’’, dan parte de las victorias del ejercito
libertador en Gameza, Corrales y Belén, y difunden la Ley Marcial expedida por
Bolívar.
Las
tropas al mando del coronel Lucas González, ya habían alcanzado la población de
Oiba en su ruta a unirse con las de Barreiro y deciden regresar, llegando a las
goteras de la población el 4 de agosto, ubicándose en inmediaciones del puente
sobre el rio Pienta, allí se inician los combates en los que participan la
guerrilla y la población civil, a decir del historiador santandereano Juan
Bautista Cruz ‘‘la gente peleo hasta a pescozones’’, los realistas pudieron
pasar el puente y la batalla se traslado a las calles de la ciudad, el
resultado fue sangriento muriendo más de trescientos patriotas, y la batalla se
prolongo al punto que a Lucas González le fue imposible llegar a la reforzar
las fuerzas de Barreiro que son derrotadas en el 7 en el puente de Boyacá. Al
conocer el resultado de la batalla de Boyacá, Gonzales huye por vía de Zapatoca
y tiempo después muere en combate en Venezuela.
Si
bien la batalla de Pienta fue una dolorosa derrota para los patriotas,
significo el más poderoso refuerzo para el ejército libertador en la batalla
definitiva para alcanzar la independencia. Esfuerzo que ha sido desconocido por
la historiografía oficial
José Rivera
14 de
febrero de 2019
BIBLIOGRAFIA:
Ejército
de Colombia: Batalla Pantano de Vargas 1819 – 1969
Valencia
Tovar, Álvaro: El Ser Guerrero Del Libertador
Cortez
Vargas, Carlos: Pantano de Vargas, Memorial del Estado Mayor, Ejército de
Colombia numero 145, tomado de la reproducción en el folleto Batalla del
Pantano de Vargas 1819 – 1969
Cano
Amaya, Edgar: Batallas por la Independencia Entre 1819 y 1825, La Batalla del
Pienta, Una Victoria en la Sombra
Cruz,
Juan Bautista: entrevista colgada en You Tube el ocho de agosto de 2017